La edad de los Árboles
El hecho de poder inferir la edad que tenía un árbol en el momento en que se taló, contando los anillos que vemos en su tronco, es un conocimiento que casi se ha incorporado en la cultura popular. ¿Sabes por qué los árboles nos muestran su edad en el interior de su tronco?
Para empezar, es importante conocer los distintos elementos que forman parte de la sección de un tronco:
- La circunferencia más externa y oscura corresponde a la corteza. Una doble capa, formada por la corteza interna, formada por células vivas, y la externa, por células muertas. En su parte más interna, encontramos el floema, una capa de células encargadas de transportar los compuestos orgánicos, creados durante la fotosíntesis, por toda la planta.
- A continuación, el cámbium vascular, es una capa delgada de color rojizo y que se encarga de crear nuevas células, tanto hacia dentro (xilema) como hacia fuera (floema), permitiendo al árbol aumentar su grosor cada año (crecimiento secundario).
- La capa siguiente, más blanquecina, es la albura o xilema, corresponde a la madera más joven del árbol y se encarga de transportar agua y nutrientes hacia arriba, desde las raíces a las ramas y hojas.
- A continuación, de un color cada vez más oscuro, encontramos el duramen. Son células muertas que antaño fueron la albura. Es la parte del tronco que se utiliza como madera. Al ser tan dura y resistente, es la parte encargada de proporcionar soporte al árbol.
- Por último, en la parte central del tronco encontramos una pequeña zona oscura llamada médula. Está formada por células vivas, responsables de transportar los nutrientes esenciales y distribuirlos hacia la periferia mediante los radios medulares, unas estrías blanquecinas que salen del centro hacia la periferia del tronco.
Ahora que ya sabemos reconocer las distintas parte de la sección del tronco, veamos cómo se forman los anillos. ¿Os acordáis del cambium vascular? Esta es la capa de células responsable de la creación de los anillos (formados por xilema) y, de hecho, no crea solo uno al año, sino dos: uno de más claro, durante la primavera y otro más oscuro, durante finales de verano y principios de otoño. Cada uno de ellos representa una temporada de crecimiento del árbol y su grosor dependerá de la cantidad de agua disponible para el árbol. Así, el cambium creará células de más diámetro durante la primavera, cuando el agua abunda, dando lugar los anillos más claros. Por el contrario, durante el verano y principios de otoño, cuando el agua escasea, se crearán células más estrechas, correspondientes a los anillos más oscuros. A medida que el árbol crece en grosor los anillos irán quedando impresos en el interior del tronco.
Además, los anillos de los árboles también pueden tener cicatrices, que en la mayor parte de los casos se deben al impacto de un rayo, pero también a golpes o incluso la infecciones. En este último caso, puede que observemos lo que se conoce como un nudo en el tronco.
Como curiosidad, existe una ciencia llamada dendrocronología, que corresponde al estudio de los anillos de los árboles para obtener información de climas de épocas pasadas a través de la historia de vida del árbol, como las variaciones en la lluvia, impresas en el grosor de los anillos más claros. Así que los árboles no solo muestran su pasado, sino del todo lo que vivió a su alrededor.
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Fuente: www.muyinteresante.es